domingo, 28 de junio de 2015

Cicatrices



        Una de las frases que siempre me repito es: "si no tienes cicatrices, no has vivido". Frase que creo, y sólo creo, que es totalmente mía; no la he cogido de ningún libro, película, anuncio, etc.

        Al principio sólo la usaba como medio para aceptar todas las cicatrices que han ido apareciendo a lo largo de los años y que " me alejan" de la perfección que nos venden, o nos quieren vender. Todo en mí son cicatrices empezando por el puntito de la varicela, las estrías que tanto odié cuando salieron al crecer en primero de la eso y que ahora son algo más de mí, todas las heridas que dejan marca en un sitio u otro dependiendo del deporte que hagas: los talones y los gemelos llenos de lunares del tamaño de un euro que antes eran ampollas o Postillas de remar, los nudillos de la mano derecha salpicados de pintitas blancas de remar con las uñas largas, los arañazos en los brazos y piernas de correr por el campo, las rodillas multicolores de las caídas... Pero todas esas cicatrices las luces encantada, "yo las tengo y tú no; es mi esfuerzo y mi sacrificio haciendo lo que más me gusta. Yo lo he hecho, tú ni lo has intentado" es el pensamiento que lo soluciona.

        Pero luego te das cuenta de que no sólo puedes aplicar esto a lo físico, todos tenemos cicatrices en el alma. Todos hemos perdido un amigo, a todos nos han roto el corazón alguna vez... Y si no a nosotros, a alguien lo suficientemente cercano como para vivirlo con muchiisima intensidad. Cuántas veces nos hemos acordado de algo o de alguien en el momento más inoportuno y hemos tenido que escondernos detrás de nuestra sonrisa mejor ensayada para evitar explicar porqué estamos tristes, cuántas hemos dado un abrazo a alguien para decirle sin hablar que no se preocupe, que nos tiene para lo que haga falta, que le entendemos a la perfección. Y es que todo eso no nos hunde, nos hace más fuerte. Igual que la cicatriz fue una herida que dolía y ahora lucimos sin preocupaciones porque no es nada por lo que debamos avergonzarnos; todas nuestras vivencias, y las que nos tocan vivir por nuestros amigos y familiares, nos hacen reflexionar y tomar impulso para salir adelante y no volver la vista atrás. Un ejemplo de esto es el cáncer, esa enfermedad que parece acabar con todo y con la que los más luchadores(y afortunados) consiguen lidiar y salir adelante, esa que trae locos a todos los investigadores que van en busca de su cura. Por desgracia, el cáncer nos hace más fuertes, nos hace querer luchar y ayudar a luchar contra ella(por "su culpa" una de mis mejores amigas va a estudiar medicina), nos hace saber que ahora es el momento en el que X persona necesita más nuestro apoyo. Y digo cáncer porque es con lo que más gente puede sentirse identificada, porque, al igual que el cáncer, un "cerdo cabrón" también es otra de las típicas cicatrices del alma.

        En definitiva, "si no tienes cicatrices, no has vivido" así que no te hundas frente a nada, sigue hacia adelante, levanta la barbilla, esconde las lágrimas y sonríe, y sobretodo, que no se te olvide ayudar a los demás a superar tu cicatriz cuando le llegue su turno.

ALIVE,
7-junio-2015, 1.49am.

1 comentario:

  1. Interesantes tus reflexiones. A lo largo de la vida tendremos muchísimas cicatrices, tanto físicas como psíquicas, lo que nos indicará que "hemos vivido". Abrazos

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